Si profundizamos un poco en el sentimiento que sustenta el orgullo de la persona, no tardaríamos en llegar a la conclusión de que, la mejor manifestación que ésta puede, podemos tener, es sentir en nuestra vida la inmensa satisfacción que provoca la sensación de raigambre, esa fuerte ligazón que cada uno tenemos con nuestra naturaleza personal, con el ser más auténtico, la esencia de nuestra condición. Es esa emoción que surge, y nos acelera el latido del corazón, al experimentar de modo sensible, el enraizamiento propio. Esto mismo es lo que hoy he podido sentir, así como se lo expreso. Intentaré hacer más explícito esto que les comento.
Hoy, no por casualidad, participé en la presentación de un libro. Uno de los muchos que cada año se publican en nuestra querida Cantabria. En esta ocasión, se trataba de una obra colectiva, que pretendía únicamente recoger y exaltar el corazón de un pueblo. Uno de los muchos que tiene nuestra querida Cantabria. Hasta aquí pues, nada extraño ni tampoco extraordinario. Porque así es y así somos, en nuestra querida Cantabria. Se trata de la obra que bajo el título “Obregón, tiene vida”, han creado un grupo de lugareños, orgullosos de su pueblo a la vez que temerosos de que algún día se pueda perder la esencia que su sentimiento ahora mismo brinda. Sí señor, me ha gustado ese coraje que han demostrado lanzándose a recopilar no sólo hechos, anécdotas, experiencias y vivencias de su pueblo (entendido en la acepción que al diccionario le ofrece el latinajo “populus”), sino porque en esa obra, encuentro un doble hecho de suma importancia, en mi opinión: primero, el conseguir que todo un pueblo fije la mirada en una misma dirección, confiriéndole valor e importancia a la esencia de su ser, su historia, su vida, su pasado. Son muchas horas de dedicación las que se requieren para prepararlo, escribirlo, montarlo… , pero son muchas las personas implicadas, los “ratucos” dedicados, los “comentarios” surgidos, las “ilusiones” compartidas… y los implicados, que no se imprime papel si no es logra un sustento que lo avale. Pero de igual modo, a todos los demás también nos afecta, pues como paisanos suyos que somos, hemos de sentidos interpelados, no en vano, con una publicación más, se enriquece el acervo de nuestra cultura popular.
Éste, como todos los que le precedieron, no es un libro más; es un tomo más de esa gran enciclopedia que entre todos estamos escribiendo sobre nuestra región. Y son muchos ya, los que se han escrito y los que cada año aparecen fruto de la convicción colectiva de nuestra esencia. Así que, no lo tomemos por un hecho más. Incluso, significativo para aquellos que de algún modo les toca en la esencia de su raigambre, porque a todos nos permite avanzar un pasito más en la configuración de nuestra esencia cultural. El hecho no resulta baladí, ni mucho menos. Porque si es un libro más, como otros muchos, sobre todo y por encima de todo, es un libro “nuestro”. No lo olvidemos, ya que así es como se escribe la historia: entre todos, en plural.
José Quintanal Díaz
Pedagogo, Profesor titular de la UNED, Miembro de la Sociedad Cántabra de Escritores
28.diciembre.20224 (Día de los Santos Inocentes)